Recuerdo a la perfección mis vacaciones de semana santa o pascua, de cuando era pequeña. Solíamos ir a la casa de la playa y me reencontraba -después del invierno que nos separaba- con mis amigxs del verano. Y juntxs, de nuevo, como cada año, nos bebíamos un chupito frío de estío.
Recuerdo como comíamos la mona de pascua con su huevo duro y lo estampábamos en la frente de otrx, como paseábamos con la bici, como íbamos a la Montanyeta del Sants a coger higos chumbos, como salíamos a la playa con sudadera, veíamos pelis mi salón… Y recuerdo esa sensación de “PRE-estación cálida”, en la que esos días comprimidos de la playa me sabían doblemente dulces gracias al tiempo que me había separado de ella, la playa, mi lugar in da world.
Y esa sensación la volví a revivir hace un mes cuando nos fuimos de escapada a Portugal. Tuvimos “días de playa” -entrecomillo porque no fueron de calor ni de solazo, pero sí de ubicación-, y el salir de la ciudad después del invierno gris y de lluvias que hemos tenido y reconectar con la naturaleza, me sentó como oxígeno nuevo para los pulmones pero sobre todo, grandioso a nivel de sensaciones.
Y es que, personalmente, siempre me saben infinitamente mejor los primeros días de playa que los de mitad del verano. Quizá porque ya me habitúo a ella, porque comienzo a “chorrear” de sudor, porque se llena de gente y no puedo tenerla para mí como a mí me gusta -joven egoísta-… e igual me pasa con la navidad, siempre siento con mayor ilusión los días del principio que los del final, pero esto quizá por empacho de comida y de villancicos.
Y en esos días PRE, organización PRE encuentro una energía muy bonita. Una dosis justa y necesaria. Encuentro el despertar de nuevo de una ilusión, el reconciliarte con algo que existe pero que temporalmente abandonamos…
¿Podría asemejarse con el inicio de las relaciones? Para muchos, quizá sí. La emoción de los comienzos, aunque en mi caso aquí, en este territorio, prefiero los entretiempos, las mitades… es donde me encuentro más cómoda y segura y sin tanta tensión por agradar.
Sea como fuere, si estás inmersx en ese PRE-verano, disfrútalo muchísimo. Y si no, recuerda esta “wannabe teoría” de los PRE y cuéntamelo en algún momento si lo experimentas.
Felices fiestas, my darling.
Te espero en la próxima carta, si quieres que te espere.
Tuya, Irene.
🤩🤩